Foto Raúl Doblado
"Curro, más que la administración, me ha dado ayuda artística. Y lo más importante: transmitirme sensaciones de creatividad". Así se expresa el sevillano Morante de la Puebla, uno de los grandes atractivos de la temporada y del toreo, que ponía hace unos días punto y final a su primera campaña al lado del torero de Linares.
Esperando alguna incursión breve en América, "Lima, Quito y Bogotá", el torero de la Puebla reconoce como positiva esta primera experiencia al lado del torero de Linares dentro de una entrevista concencida al crítico Andrés Amorós y publicada este fin de semana en el diario ABC.
"Le dije a Curro que hablara con Cayetano, para que no hubiera problemas. Entre los dos, no ha habido celos. Y hemos toreado juntos solamente una decena de corridas", advierte Morante. Durante la charla, además de catalogar la temporada que ahora termina como "dura, en lo físico y en lo psíquico", Morante se queda con la tarde de Nîmes, aquella de la famosa silla:
"No fue nada premeditado. Era un mano a mano y le dije al mozo de espadas: Mozo, búscame una silla. La trajeron de un restaurante. Yo lo había visto, en vídeos, a Rafael El Gallo. También lo había ensayado. La mejor inspiración es la ensayada. Torear sentado en una silla es difícil: corres el riesgo de hacer el ridículo".
La tarde que peor recuerdo deja en el fuero interno de Morante fue una de las últimas, precisamente aquella tarde del escándalo en San Miguel con la corrida de Zalduendo: "Sufrí muchísimo: me sentía impotente para enderezar una tarde en que todo salió mal..."
Tardes complicadas las ha habido también este año: "Sobreponerse a las dificultades no era antes habitual en mí pero lo vengo intentando, si veo alguna posibilidad", confiesa Morante en relación a aquel toro de Javier Molina durante la Feria de Abril.
Otras tardes, la incomprensión del público afecta lo justo a Morante, que se lo toma con humor: "La cuadrilla lo llamamos, en broma, nuestro pasodoble", dice en referencia a las broncas y las almohadillas. "Yo intento siempre lidiar, sacar partido al toro. Hay reses que requieren doblarse con ellas pero el público está mal enseñado..."
"Yo no copio nada: adapto a mi estilo, a mi cuerpo, a mi forma de expresarme. Desde chico quise ser torero, sin tener un ídolo concreto. Nací torero y no veo la posibilidad de dejarlo", tranquiliza el torero sevillano.
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