jueves, 28 de octubre de 2010

MANOLO VAZQUEZ, EL BRUJO DE SAN BERNARDO


Veo en Sol y Moscas así como en Cornadas para todos, el sincero y espontáneo homenaje que rinden a Manolo Vázquez. Desde aquí me uno a ellos, ya que Manolo Vázquez supuso un gran ejemplo de constancia y torería. Desde el año 1951 en el que tomó la alternativa hasta el 1968 en el que se retiró tuvo la espinita clavada de su Maestranza de Sevilla. Ni su brillante época de novillero con Ordoñez, ni el rabo de la México en 1954, ni la puerta grande de Madrid en el San Isidro de 1957 le habían satisfacido plenamente. Él sabía que tenía una herida abierta que sangraba por su alma y que le atormentaba. Por eso, en el 1981 se propuso con 50 años reaparecer y saldar su deuda con el pasado. En la tarde del corpus de 1981 tras un clamoroso quite con Curro y Paula, salió en volandas por su Maestranza después de torear con la muleta como los ángeles. Hecho que volvió a repetir entre el delirio de su Sevilla, el día de su mágica despedida de los ruedos. Gloria al Brujo de San Bernardo.

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