viernes, 30 de septiembre de 2011

Y HABLÓ CUVILLÓN

Extraigo de la entrevista de Carlos J. Trejo vía Burladero estas dos preguntas con sus correspondientes contestaciones.

- ¿Hay posibilidades de que JT pueda volver a lidiar toros de Cuvillo?
- Yo no lo creo. Yo lo conozco bastante y sé que él es bastante de piñón fijo, y creo que no. Pero bueno, eso no importa, nosotros lo queremos mucho en mi casa, y si algún día va por allí pues le damos un abrazo por supuesto. Y me encantaría que fuera en otros carteles con Juli y Manzanares, pero bueno...


- ¿Cuáles son las exigencias de Don Joaquín en cuanto a carteles?
- Yo no soy muy exigente, lo que pasa es que hay carteles que con José Tomás van toreros como Emilio Silvera, que estaba retirado, Manolo Sánchez que se retira este año, Juan Mora que se ha llevado muchos años sin torear...hay muy buenos toreros que no están toreando casi, porque hay muy pocas corridas, entonces sería injusto no tenerlos entre los buenos ya que no tiene posibilidades de desarrollar la capacidad que tienen. Pero claro de esos a los 7 ó 8 que han toreado con él, eso ya es mucha diferencia, y la probabilidad de que cuajen un toro es mucho menor.


Desde aquí, aparte de estar de acuerdo o no, que por otra parte me es indiferente, lo que más me gusta es que un ganadero hable sin pelos en la lengua de los toreros lo cual deberían de hecerlo con más asiduidad.

jueves, 29 de septiembre de 2011

DEGENERANDO

«Una tarde en que Juan Belmonte no toreaba, subió al palco de la presidencia, acompañado de su amigo, para presenciar la corrida desde allí. Al entrar en el palco el presidente, a la postre Gobernador Civil, le saludó con cariño y les dio los mejores asientos. Cada vez que el presidente se dirigía a él lo hacía con el tratamiento de “don Juan”. El amigo de Belmonte no comprendía bien todo aquel comportamiento del presidente. Cuando acabó la corrida le preguntó a Juan la razón, y Belmonte respondió:

— Es que fue un antiguo picador mío.

— ¿y cómo ha llegado de simple picador a presidente y gobernador?

Belmonte, con su típica ironía, contestó:

— Pues ya ves, degenerando».

martes, 27 de septiembre de 2011

MANOLO GONZALEZ, LA SEVILLA ETERNA


Por Ignacio de Cossío

Manolo González Cabello, el torero de la Trinidad como le conocían los sevillanos, al que se le cantó: ¡Barrio de la Trinidad! / porque has parido un torero / no te hablas con nadie ya /. Nació el 7 de diciembre de 1929 en Sevilla y el 27 de mayo de 1948 toma la alternativa en su ciudad natal de manos de Pepe Luis Vázquez, en presencia de Manuel Navarro, mediante cesión del t oro "Balarín", n° 86, negro de Clemente Tassara.

Si bien corta en el tiempo, fue de gran número e importancia de corridas la carrera del torero, hasta el punto -tras la muerte de Manolete- de que compartió con Luis Miguel Dominguín la cabeza del toreo en España y América.

Representaba a la Escuela Sevillana, muy en la línea de Chicuelo, formado con Pepe Luis Vázquez y Pepín Martín Vázquez, un triunvirato de maestros en este modo de hacer -alegre y florido-. Torearon juntos en muchas plazas y en la Real Maestranza en la Feria de Abril de 1949.

De natural sencillo y educado, queridísimo por todos y buen hijo, se recuerda una de sus frases, cuando un periodista le preguntó por su faena más importante: "mi mejor faena fue quitar a mi madre del trabajo".

Muy joven -apenas 17 años- y desde un primer momento, se presentó en Madrid. Se situó rápidamente en el primer plano de la novillería, llegando a ser el que más actuaciones tuvo en 1947.

De su refrendo doctoral en las Ventas salió catapultado, ya no era el clásico torerillo de Sevilla, flor de un día. Había cuajado en figura. Su histórica y legendaria faena al toro "Capuchino", con mucho genio e imponente cabeza, fue maravillosa. Nos cuenta Enrique Vila que el toro había "difundido por toda la plaza una expectación de ansiedad agobiadora... Manolo González se enfrentaba con un toro con un genio que no había sido reducido por el picador, con un poder tremendo y unos pitones pavorosos. Podía quedar desbaratado".

Durante cuatro años encabezó la lista de matadores, sin abandonarla en ningún momento, pese a la aparición de Aparicio y Litri.

Fue muy querido y admirado en Barcelona, donde toreó casi 20 tardes en unión del cordobés Martorell. Después de su segunda campaña triunfal en Méjico decidió retirarse, aunque en su regreso dio unas cuantas muestras de lo que había sido en el toreo este gran exponente de la Escuela Sevillana.

Reunió el arte y el valor, la gracia con la casta. Con el capote fue un portento, sus verónicas a pies juntos y sus delantales, tenían tantísimo sabor andaluz y sevillano que fueron calificados por la crítica de la época como lances mudéjares, seguramente, como se ha dicho, para atestiguar lo que de arabesco y florido llevaban en su contenido.

Sorprendía a todos pudiera reunir cualidades tan diversas, y más siendo un torero puramente sevillano. Valor temerario y sin cortapisas; alegría pronta y gracia. ¡Que lujo de valor y arte! Solo posible con el empuje emocional de la valentía y los destellos de la belleza.

Pero su especialidad fue la chicuelina, en la que e juntaba el lance envolvente con el capote hacia arriba, tapando el brazo ejecutor, a "lo Pepe Luis", y con las que barrería el suelo, a la manera del "quite de la escoba" de Antonio Bienvenida. Según se dijo era como si el ángel que remata la Giralda diera una revolera al Guadalquivir, mientras los demás ángeles se volvían locos tocando las palmas.

El quite por chicuelinas ejecutado el 24 de septiembre de 1960 en Barcelona -toreando con Diego Puerta y Paco Camino- valió, por si solo, una crónica en ABC del maestro de todos Antonio Díaz Cañábate. La crónica la tituló "el milagro de las tres chicuelinas".

Con la muleta fue un ángel torero con arrestos en un precioso toreo a pies juntos, incluyendo en su repertorio, el molinete, "el kikirikí" y toda la gama de hacer de su Sevilla. Pasó a la historia como una gran figura, a pesar del poco tiempo que estuvo en activo, y ante todo se sintió muy sevillano.

Llegó a ser un ganadero importante y también apoderado. En el recuerdo de todos los que le vieron, su capote prodigioso y la magia de su muleta, que nunca podría borrarse de la memoria colectiva y de la de los suyos.

Artista exquisito, Manolo González tuvo en valor sin cuento y toreó con la especial gracia de todos los toreros sevillanos. Fue un torero alegre, de arte depurado que solo falló -como tantos artistas- con la espada.

CAVILACIONES

SEVILLA, SAN MIGUEL, EL G-10 Y UN TELONERO DE LUJO

Del blog Vivir los toros. Por Diego Cervera García.

Qué bonito es ver cuando una plaza como la Maestranza de Sevilla ruje de emoción y se escuchan con profundidad los “oleeeee” del aficionado, pero para eso se tiene que dar la circunstancia de que un torero toree y aparte de torear imprima arte, gusto y pellizco.
Hoy se ha lidiado una corrida desmesuradamente mal presentada, algunos con el guarismo 6, otros con el 7, y alguno con el 8, ¿Qué explicación tiene esto? Pues realmente no lo sé…. Lo único que sé, es que una plaza de la categoría de Sevilla, tiene que lidiar un encierro de la categoría de dicha plaza.
El telonero a su primero de la tarde le imprimió suaves y delicada caricias con la franela, donde solo le bastaron tres tandas por la derecha para hacer vibrar de emoción al respetable, pero es que las tres tandas fueron de desmallo, con los riñones encajados, y con el mentón metido en el pecho….eso sí, tan bella obra de arte necesitaba una firma de artista, y así fue, una estocada en todo lo alto y saliendo por el rabo que le valió por una oreja de peso, de esas que se recuerdan durante mucho tiempo.( Curro, si es que es pa cagarse en la madre que te pario de lo bien que toreas) A su segundo toro, ese que tenía el guarismo 8 le dio una medicina distinta, y es que el toro ofrecía complicaciones, y Curro, el telonero de lujo se las supo limar he incluso sacar algún bello natural, con los aceros demostró que sabe matar, y además de matar sabe ejecutar la suerte como muy pocos. Hoy Curro ha demostrado que se puede torear sin estridencias y de esta manera convenció al respetable que poblaba la plaza.
Julián Lopez con su primero mantuvo su línea de siempre, (que a mí personalmente no me gusta) donde consiguió dominar las envestidas de un buen toro y al cual le hubiese cortado la oreja si no se le hubiese ido la espada de mala manera. En su segundo, su toro mostro menos opciones para el triunfo… donde Julián tampoco supo acoplarse, y mucho menos matarle….
Manzanares hoy tenía un rencuentro con la afición Sevillana, o la afición sevillana con Manzanares, pero en esta ocasión no se pararon los relojes del tiempo, quizás los segundos iba un pelín acelerados, y es que no todos los toros son Cuvillos, ni todos los Cuvillos son iguales.
Manzanares con su primero del Pilar se vio con pocas opciones de triunfo, es cierto de que el toro acuso el desgaste en el equino, pero quizás Manzanares tuvo que dejársela muy puesta para conseguir ligar muletazos. Su segundo bis, del Marques de Domecq, fue un toro exigente, al que había que poderle y someterle, que de eso se trata el toreo, de poder y someter, y una vez que el toro esta podido y sometido, hay que torear y crear arte, ¿Qué el toro presentaba dificultades? Claro, es un toro, pero como he dicho antes, ni todos los toros son Cuvillos, ni todos los Cuvillos son bobos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Y MORANTE PIDIO EL SOBRERO. POR ANTONIO LORCA

El festejo comenzó con uno de esos momentos que todo aficionado debería vivir, al menos, una vez en la vida: la plaza puesta en pie, las palmas echan humo, y, en la raya del tercio, los tres matadores rodeados por sus hombres de plata, todos montera en mano, recibiendo la ovación más intensa y emocionante que pocas veces se ha escuchado en una plaza de toros. Instantes antes, el paseíllo estuvo acompañado por el grito unánime de "libertad, libertad", que se repetiría en distintos momentos de la corrida. Abierto de capa, Morante recibió a su primero con seis verónicas que supieron a gloria, especialmente la cuarta, por el pitón izquierdo, todo un monumento al temple y la elegancia. Después, todo le salió al revés, y acabó como centro de una de esas broncas de campeonato reservadas a los artistas como él. Se afligió muy pronto ante el bonancible primero, al que no entendió, y se mostró torpe, cohibido e inseguro. Al cuarto no quiso verlo; lo abaniqueó por la cara y, entre el lógico enfado del respetable, lo acuchilló de mala manera, y todo acabó como el rosario de la aurora. ¡Así de dura es la vida del artista! ¡Quien bien te quiere te ha de gritar! Y perdonar: Morante intentó en el sexto el quite del perdón y ahí quedaron para la historia una verónica inmensa y una media de cartel. Pero las voces hirientes contra el de la Puebla no habían cesado durante toda la corrida, y surgió la sorpresa: Morante pidió el sobrero. Las cañas se volvieron lanzas, los insultos en palmas por bulerías. Y bordó, así de exagerado y verdadero, el toreo a la verónica. El temple y el templo hecho arte. El quite a la verónica dejó el toreo en las nubes. Invitó a banderillear a sus compañeros y la gente no se lo creía. Momento este inolvidable. Un animal de ensueño en la muleta, y se gustó y sintió Morante, y surgieron pasajes de pura armonía. Fue un momento glorioso, bonito. Roto y desmadejado el torero, enloqueció a todos por su naturalidad, barroquismo e inspiración. Así es el artista de la Puebla.
Y entre los gritos de "libertad, libertad", El Juli y Manzanares cortaron las orejas y divirtieron al público, dadivoso y festivo.
Quedó claro, primero, que la propiedad intelectual del toro artista está hoy en manos de Núñez del Cuvillo: nada aparatoso de hechuras, recogido de pitones, las fuerzas muy justas, pronto de embestida, cumplidor en el caballo, nobleza a raudales y unas gotas de casta. Y no es fácil triunfar con ese toro. Se puede torear bien, pero el problema radica en alcanzar esa faena maciza, honda y redonda que despierta el clamor. No lo consiguieron ayer las dos primeras figuras del momento. Y todo porque la casta exige mando y no solo elegancia y buenas maneras.
A gran altura brillaron ambos, esa es la verdad. No se le puede negar a El Juli su insultante suficiencia con capote y muleta, su capacidad innata, su dominio absoluto. Pero sus formas necesitan otro toro con más brío y riñones para triunfar de verdad. Y ¿qué se puede decir de Manzanares? El temple, la elegancia, el buen gusto. Sus dos faenas fueron meritísimas, puro toreo de salón (de tal calibre era la calidad de los toros y el torero), pero se echó de menos la grandiosidad merecida. Quizá por eso, tantas orejas para los dos toreros fueron muchas. La tarde, sin embargo, fue tan bonita que todo mereció la pena.

viernes, 23 de septiembre de 2011

CESAR RINCON VS RADAMEL FALCAO


CESAR RINCÓN:
"Cada tarde salía a jugarme la vida, no entendía el toreo de otra manera"


RADAMEL FALCAO:
"Cada partido lo voy a jugar con el corazón. Siempre he sentido el fútbol de esa manera".