domingo, 13 de septiembre de 2015

LA TARANTA DE LINARES




 Sea en las tascas, aguaduchos, cantinas, cafés cantantes o en cualquier otro reducto capaz de cobijar al hombre, el caso es que el cante flamenco forma parte de la vida y de las diversiones linarenses de las mas distintas clases sociales, pudiendo afirmarse con certeza que, este arte, es un producto cultural aceptado por la globalidad del pueblo de Linares en los arranques del último tercio del siglo XIX, algo casi insólito en la propia Andalucía Baja.
  Signo del arraigo del cante popular es que la ciudad cuenta en los años de esplendor con dos constructores de guitarras, algo que no sucede en numerosas poblaciones consagradas como santuarios del cante jondo. Así Juan Sánchez Jiménez, malagueño de Coín, se establece en 1860, en la calle Corredera y en los bajos de la casa en la que luego nacería el magistral Andrés Segovia.
  De esta soberana afición minera, lo que resulta de mayor interés es su veta artística; un rico filón de hombres, payos y gitanos, nacidos en Linares que triunfan en Madrid y otros epicentros flamencos, como Basilio, genial intérprete y uno de los históricos pioneros del cante por tarantas, quien metiese por estos cantes a Escacena, José Yllanda (solearero de postín y estilo propio), o Enrique el Jorobao, inmenso bailaor, todos los cuales vienen a beber las músicas mineras, la taranta enraizada en la médula del ser linarense. Otro sobresaliente cantaor es Joaquín Vargas Soto, el Cojo de Málaga(Fig.8),uno de los grandes taranteros, iniciado artísticamente en Linares de la mano de sus mentores El Grillo y El Sordo.



Y como al Cojo de Málaga, hay que relacionar con Linares y sus cantes a dos grandísimos maestros de todos los tiempos, el gran Silberio y Manuel Torre.
  En el siglo XX Linares aporta una serie de famosos cantaores como Personita, La Niña de Linares, Rubia de las Perlas, Andrés Heredia o Juan Soler. En lo que respecta a la taranta, Linares continua siendo fuente viva, llama inextinguible de la pureza tarantera en las gargantas de El Cabrerillo, Frutos, El Tonto de Linares, El Poyo, El Vagonero, El Niño de Marchena, Juan Valderrama, Rafael Romero “El Gallina”, Canalejas de Puerto Real, Enrique Orozco, Alfonso Chozas, Pepe Palanca, el Niño Barbate, Pepe el Culata, Curro de Utrera, José la Luz, Luquitas de Marchena, Simon Serrano, El Arriero, y un larguísimo etcétera.
  En los años de la crisis de la guerra civil española (1936-1939), la recia taranta que hasta ese momento rebotara de esquina en esquina altiva y desafiante, se esconde en domicilios de mala nota, pero de honda flamenquería.
  Desde el año 1.963, con la intención de rehabilitar la taranta, se celebra en Linares el Concurso Nacional de Tarantas, en honor del minero, intérprete tradicional de este estilo especial de cante flamenco, considerado como una de las canciones más difíciles de interpretar. El primer concurso fue ganado por Canalejas de Puerto Real y José Mendoza Cabrerizo. Cantaores de Linares que han ganado el concurso en numerosas ocasiones son Coronel, Antonio Moreno, Manolo Romero, Manolo Linares, Joselete y la gran Carmen Linares.