sábado, 20 de noviembre de 2010

¡VIVA EL JULI!

Por Pla Ventura. Opinionytoros
Nadie que se considere medianamente sensato puede dejar de valorar lo que ha llevado a cabo El Juli en la presente temporada. Un clamor de principio a fin que le ha situado entre los más grandes para llevarse, entre otros muchos premios, la Oreja de Oro que otorga RNE. Si hablamos de cifras y estadísticas, El Juli ha roto el molde, nada más cierto.
Iconoclasta en lo suyo, Julián López ha logrado éxitos de clamor que, lógicamente, han sido cantados por todos los medios. ¿Cómo esconderlos? En los medios de comunicación, pese a todo, sigue habiendo justicia. Es cierto que, las estadísticas de este hombre asustan; como asustará la ingente cantidad de dinero que habrá ganado que, jugándose la vida, en buena lid, ha sabido llenar sus arcas y, las de Roberto Domínguez que, para su felicidad, está ganando más dinero ahora que cuando impartía sus bellas lecciones frente a los toros. Caprichos del destino.
El Juli, feliz por sus éxitos, se muestra serio en la imagen.
Siempre dije que, la vida, en estos últimos años, ha sido muy generosa para con Roberto Domínguez puesto que, todo lo que le arrebató cuando ejercía como artista, se lo ha devuelto ahora como apoderado; mejor para él puesto que, como sabemos, ahora gana dinero sin tener que jugarse la vida; con la expresión de su castellano culto y hermoso, le basta y le sobra para contar ahora el dinero que antes le negaban.
Estadísticamente, sin duda alguna, El Juli ya puede ser considerado un torero de época; suyas son las cifras más estremecedoras; cifras que, sin duda alguna, asustarán hasta sus propios compañeros. Actuaciones, numerología al respecto y todo el amalgama de éxitos que, irremediablemente le sitúan en lo más alto. Ciertamente, nadie le negará su entrega frente a los toros, su disposición por retar a sus propios compañeros dentro del ruedo y, ante todo, su gallarda forma de matar a los toros.
Todo lo dicho es una gran verdad, pero debo de confesar que, las imágenes que he podido ver de la feria de Nimes en que, mientras toreaba Curro Díaz, el cámara, se recreó con la carita de El Juli que, su expresión denotaba que estaba en un funeral y, no podía ser de otro modo. Digamos que todas las figuras del toreo que pasaron por Nimes, por culpa de Curro Díaz, todos se vistieron de “negro” porque ninguno de sus triunfos pudo con el arte del diestro linarense. La actuación de Curro Díaz en Nimes compitiendo con las máximas figuras de la torería vino a demostrar que si dicho diestro compitiera siempre con las mismas armas que sus compañeros, desdichado El Juli y la mayoría de las figuras. El arte tiene mucho más calado que la numerología.
Del mismo modo, según he podido saber, El Juli, cierto día, mientras revisaba sus abultadas cuentas por el dinero honrado ganado, al ver las imágenes de Juan Mora en Madrid, unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. ¿Pura emoción? Así debe ser. ¿Impotencia? No creo. ¿Desilusión? Quizás toda. Pero si es cierto que, pese a toda la “gloria” acumulada por el torero madrileño, al comprobar que Juan Mora le cortó las dos orejas a su primer todo con tan solo media docena de pases, su desilusión fue inmensa. ¡Media docena de pases! Es curioso porque, El Juli, para lograr el triunfo tiene que dar quinientos pases y, para su desdicha, jamás dejó la más mínima estela de arte. El Juli es el rey de la estadística, Curro Díaz, el rey del arte y, Juan Mora, el rey de la magia. Que elija cada cual.

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