Augusto Butler dejó escrito de él: «Fue proverbial la sempiterna tristeza de Tomás. Se salía por los ojos. Recuerdo su sonrisa, forzada casi siempre, que más que sonrisa parecía una mueca dolorosa».
Tomás tuvo fama de raro. Sus rarezas contribuyeron a mantenerle apartado del puesto de privilegio a que su excepcional clase le daba derecho, y así sobrevivió malamente del cante. Estilísticamente resalta su excepcional profundización en los géneros de Triana, los cuales desarrolló de manera impresionante. Uno de ellos, la debla, que se hallaba prácticamente en el olvido y él puso nuevamente en circulación. Talega creía que Pavón debió aprenderla de su suegro Antonio el Baboso, un gitano de Triana que conocía la música, aun no siendo buen cantaor. El aficionado Curro Torres dijo de él: "Estaba en posesión de la voz más bella del flamenco, una voz gitana no rota ni quemada, sino pastosa, repleta de un lloro que lastimaba. Tomás fue un incomprendido. No fue considerado. No ganó dinero, pero cantar, lo que se dice cantar por derecho, cantó mejor que nadie."
Martinete y debla en la voz de Tomás.
Martinete y debla en la voz de Tomás.
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