Nacido el año 1931 en Sevilla y criado en la Plaza de la Mata —Alameda de Hércules pura—, Arturo Pavón provenía de una estirpe enteramente flamenca, pues fue hijo de la bailaora Eloísa Albéniz y del cantaor Arturo Pavón y Cruz, aunque el progenitor, que «perdió la cabeza» muy joven, no llegara a alcanzar las cotas de sus hermanos Tomás y Pastora «La Niña de los Peines»; por lo tanto, tenía que ser flamenco, aunque, para sorpresa de los suyos, ese flamenco quiso interpretarlo al piano, por lo que cursó la carrera en el Conservatorio de Música hispalense.
Y me contó Arturo en cierta ocasión, que algunas mañanas, tempranito y cuando él se ponía a estudiar junto a la ventana de su casa, su tío Tomás, que volvía de ganarse la vida en los reservados de los colmaos de los alrededores («Las 7 puertas», «Los Majarones» y «La Sacristía»), se paraba con él y le decía: «Arturito, si me tocas por soleá yo te canto por seguiriya». ¡Lo que sería aquello esas mañanas...!
Y me contó Arturo en cierta ocasión, que algunas mañanas, tempranito y cuando él se ponía a estudiar junto a la ventana de su casa, su tío Tomás, que volvía de ganarse la vida en los reservados de los colmaos de los alrededores («Las 7 puertas», «Los Majarones» y «La Sacristía»), se paraba con él y le decía: «Arturito, si me tocas por soleá yo te canto por seguiriya». ¡Lo que sería aquello esas mañanas...!
Por José Luis Montoya
Arturo Pavón por Malagueñas
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