Y, mientras uno tocaba la gloria con su toreo, Curro, otro, Rafael, entraba en las candelas de las lágrimas. El canto sin el cante. He oído hablar a Romero de Paula como a Rafael de Curro. Y siempre fue difícil calibrar quién admira más a quién, porque uno, a su manera —este Rafael de bronce— dice, musitando el hablar, pensando tanto como saboreando lo que quiere decir, arrastrando cada palabra como barre su capote el albero en embestidas de caramelo, que, mejor que Curro, nadie; y otro, también a su forma —este Curro faraónico— dice, todavía con menos palabras y a veces tan sólo con un gesto, que Paula es... Paula.
Uno vio, hace ya tiempo, cómo Rafael, en un buen toro suyo, cuando su capote le había bordado el toreo de cintura y muñeca, sentimiento y quejío que le salen de su alma torera, irse despaciosamente hacia Romero, con los andares descompasados de su propio compás, a ofrecerle al faraón sus propias telas para que siguiera bordando, porque puedo asegurar -y que me desmienta el viento- que nadie disfruta tanto viendo mecer el capote a este camero como este gitano legítimo de percales de bronce.
Un día escribí que todavía había que aguardar a verlos juntos de nuevo en un cartel para soñar con él desde las vísperas. Si sale éste, escribí, y si, encima, rompe en toreo, se habrá llegado al cielo. Y, si no rompe ese toreo que se sueña más que se vive, tampoco es poco que se desee vivir sobre lo soñado.
Por Manuel Ramírez
Uno vio, hace ya tiempo, cómo Rafael, en un buen toro suyo, cuando su capote le había bordado el toreo de cintura y muñeca, sentimiento y quejío que le salen de su alma torera, irse despaciosamente hacia Romero, con los andares descompasados de su propio compás, a ofrecerle al faraón sus propias telas para que siguiera bordando, porque puedo asegurar -y que me desmienta el viento- que nadie disfruta tanto viendo mecer el capote a este camero como este gitano legítimo de percales de bronce.
Un día escribí que todavía había que aguardar a verlos juntos de nuevo en un cartel para soñar con él desde las vísperas. Si sale éste, escribí, y si, encima, rompe en toreo, se habrá llegado al cielo. Y, si no rompe ese toreo que se sueña más que se vive, tampoco es poco que se desee vivir sobre lo soñado.
Por Manuel Ramírez
2 comentarios:
Mi gran ignorancia me lleva a desconocer quien es Don Manuel Ramírez, me gustaría saber algo de él, a que se dedica, si es periodista, escritor o poeta, de ser así, estaría interesado en tener algo alguna cosa suya.
El artículo que dedica a Curro Romero y Rafael de Paula me parece genial y está escrito con el mismo arte literario que desarrollaron ellos con capote y muleta, tan solo de un gran taurino lleno de sensibilidad y bien formado intelectualmente puede salir tan estupendo comentario.
Javier Calderón
Su nombre completo fue Manuel Ramírez Fernández de Córdoba y ya falleció, poniendo su nombre en Google te aparece todo sobre su trayectoria. Yo lo recuerdo por sus crónicas en ABC de Sevilla.
Un saludo
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