martes, 14 de diciembre de 2010

LA COMUNICACIÓN


Juan Arolas.


Hay veces que mensajes que pueden purificar a la Tauromaquia se silencian de manera torpe. El pasado domingo se celebró en los Palacios un festival a beneficio de un vecino de dicha localidad con minusvalía que precisa de ayudas especiales. El vecino es un niño llamado Juan Manuel Ced y el pueblo de los Palacios gracias a la Tauromaquia se volcó con él llenando la plaza. Dicho festival fue marginado por los programas taurinos de radio del domingo no haciéndose eco de la repercusión que tuvo en cuanto a su gran afluencia de público.

El mensaje de solidaridad debería de haber sido el eje clave de la noticia, porque lo verdaderamente importante fue la respuesta del público ante un espectáculo que se hacía por una causa noble. La misma nobleza que posee la Tauromaquia y que sí no se enseña desde dentro será muy difícil que dimane hacia fuera.

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