Por Juan Arolas.
Mujer: Mi abuela fue ama de llaves de Rilkey, yo ahora estoy reconstruyendo su viaje por España, estuve en Ronda, Sevilla, Toledo, Córdoba, pasó tres días en Córdoba, pero están casi perdidos.
Juncal: A lo mejor se echó novia. Yo también soy un poco escritor, estoy escribiendo mis memorias.
M: Es usted muy joven para escribir sus memorias. Perdón, a qué se dedica.
J: Adivínelo.
M: Político.
J: No, no, no.
M: Militar...Actor.
J: Bueno, a veces un poco actor.
M: Cazador de leones.
J: Pues no lo tome a chufla, también un poco cazador...¡Matador de toros!.
M: Es usted muy viejo.
J: En primer lugar no soy viejo y en segundo no estoy tan viejo.
M: Los toreros me parecen además de ridículos, asesinos.
J: ¡Asesinos!...¿y el arte?.
M: Qué arte.
J: ¡El mundo entero está al servicio de ese arte que usted no cata, rendido a sus pies para que lo sepa usted!
M: No he querido ofenderle matador. ¡Por los toros!,-brindan-. Al fin y al cabo eso es cosa de ustedes.
J: Le voy a decir una cosa para que se entere, todo gira en el mundo alrededor del toro, los músicos existen para inventar pasodobles de toreros, los poetas para cantar a los toreros, los médicos para curar a los toreros, los arquitectos para construir plazas de toros, los pintores para pintar toreros y las mujeres para querer a los toreros.
M: ¿Todavía hay gente así en el mundo?
J: De mala.
M: De buena... Mire, Rilkey que nunca fue a una corrida le dedicó una poesía a Paquirri.
J: ¿A Paquirri?. ¿Cuando murió ese Rilkey?
M: En 1926.
J: Al pobre Paquirri le faltaban más de veinte años para nacer.
M: Sería otro. ¿Paco, Pacorro, Paquito?
J: Paquiro
M: Ese, Paquiro.
J: Francisco Montes "Paquiro".
M: Se llama, In memorian Francisco Montes 1830. "Imperturbable, sin odio, reclinado en sí mismo, sereno, sosegado, hunde su estoque casi dulcemente".
J: ¡Olé!, se entera usted como ese Rilkey, que nunca vio a los toreros también nació para cantar a los toreros.
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