miércoles, 16 de febrero de 2011

TAUROMAQUIA ONIRICA


En la larga trayectoria de la tauromaquia de a pie han existido una serie de toreros que con un dominio más bien limitado sobre la lidia, desarrollaban unas faenas cargadas de imperfecciones pero dotadas de una gran belleza. La singular personalidad de estos toreros como Rafael “El Divino Calvo”, Chicuelo, Cagancho, Gitanillo de Triana, Pepín Martín Vázquez, Curro Romero, Rafael de Paula..., por citar sólo a unos cuantos, han hecho de ellos que se les defina como ARTISTAS. Sin el marchamo de ser los mandones del toreo ni de ser figurones máximos, este tipo de toreros tenían “su sitio” bien definido dentro del planeta taurino. El número de contratos ha ido casi siempre aparejado a su peculiar manera de concebir el toreo y la vida. De esta manera, pocos han llegado a juntar 45-50 tardes en un año y en tan sólo tres o cuatro de las mismas han brillado con su luz propia. En cuanto al ganado, siempre han buscado el más pastueño y colaborador ya que los públicos buscaban en ellos ver aquella expresión sublime de sus formas, por lo que siempre han sido consentidos con el tema del ganado. En definitiva, se buscaba ver el misterio que tenían y que de vez en cuando decían, como muy bien nos dejó dicho El Divino Calvo.
Para ver la lidia en su máximo esplendor y diversidad tenían a los que mandaban, a los MANDONES DEL TOREO. Toreros como Joselito, Belmonte, Marcial Lalanda, Domingo Ortega, Manolete, Ordóñez..., por citar a otros cuantos. Toreros fuera y dentro que toreaban 80-90 corridas. En las que lo mismo se encerraban con los antepasados de los Veraguas de Prieto, que con los Parladé de Fernando, que con los del Conde de Santa Coloma o su pariente el de Saltillo y mire usted, también de Miura. Y además se enfrentaban entre ellos, e incluso al torero que despuntaba le daban la alternativa y se la confirmaban con la de Pablo Romero, ¿verdad Antonio Ordóñez?.
Sin embargo, lo de hoy en día no logro entenderlo bien. De tener un misterio nada de nada y de decirlo, menos todavía. De matar las de Saltillo, Santa Coloma, Miuras o en el mejor de los casos Veraguas con procedencia Parladé, tururú. De torear algún que otro mano a mano que redima al aficionado, como que no.
Luego, no me queda otra opción que creer que lo que quieren estos chicos del G, no es sino una tauromaquia ONIRICA, es decir, ir de artistas sin tener cualidades para serlo y ser mandones del toreo sin realizar ningún esfuerzo digno de mencionarse.

Por Juan Arolas.

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