jueves, 17 de febrero de 2011

EL TORERO QUE QUISO SER INVISIBLE

“Me gustaría ser invisible, la verdad que eso es muy difícil, me gustaría que cuando toree una tarde y luego desaparecer, desde ya creo que casi lo hago pero no desaparezco del todo, porque es muy difícil”.



A Francisco Romero López, Curro Romero le gustaría desaparecer.
Este hombre discreto, sencillo, amigo de sus amigos y de las partidas de dominó, se ha hecho invisible bajo una leyenda que lo cubre sin enterrarlo. A Curro no le gusta ni salir en la tele, la imagen es muy prosaica, desearía que sus historias se narrasen por tradición oral de padres a hijos, que contasen el inexplicable temple de sus naturales, que cuando era joven lo saludo el gran Juan Belmonte, que sufrió grandes cornadas, que nunca se pagó una página de publicidad en las revistas taurinas, que huía de la prensa y de las entrevistas, que fue amante del flamenco y gran amigo de Camarón, que poetas como Bergamín lo celebraban, que en toda la historia de la Tauromaquia es el torero que más tiempo ha toreado y que fue enterrado y resucitado decenas de veces.

Algún día a la Maestranza le faltará Curro...partirá como un Ángel, de puntillas poco a poco como se apaga una luz, como apareció casi de casualidad para reemplazar a un torero herido y Sevilla lo enroló en su historia. A él sin embargo, NO HABRÁ QUIÉN LO REEMPLACE.

2 comentarios:

I. J. del Pino dijo...

Qué tenía el maestro Romero?, qué será que cuando lo vuelvo a ver me sigue emocionando?.
No conocía tu blog, ha sido un agradable descubrimiento. Saludos cordiales.

Juan Arolas dijo...

La verdad que todo lo que hacía era para emocionarse.

Un saludo y gracias por su comentario.