Robleño con el de Alcurrucén, otro pavo para echarle huevos al asunto, estuvo hecho un tío y así hay que reconocerlo. Como tambien hay que reconocer que el público le negó la vuelta al ruedo, y digo público, porque me cuesta creer que un buen aficionado negara el esfuerzo del torero. Otra cosa, es que entre el público algún crítico de los que les gustan las faenas de 150 pases estuviera entre los negadores. Que de todo hay en la viña del Señor.
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