Carlos Crivel ha puesto el dedo en la llaga y ha hecho una crónica acertada de los espectadores de la última de Jaén. Si a ella unimos la realizada por Antolín Castro, podemos sacar en claro que los espectadores se dividen en aficionados "indignados", y el gran público, que Crivel con buen criterio denomina "divertidos".
Pero lo que se nos puede pasar de largo, es que esa deriva del espectador, esa metarfosis de los aficionados en público amorfo, ha sido y es alimentada desde hace muchos años por gran parte de la prensa, que ha defendido el espectáculo que se vive tarde tras tarde, con el fin de maquillar las maldades de los TAURINOS. Ya calló Barcelona y Quito se prepara para el carnaval de la "diversión". ¿Dónde queda la célebre frase lorquiana de "los toros son la fiesta más culta que hay en el mundo"?. No se sabe, pero lo cierto es que la fiesta como la hemos conocido o nos la han contado que fue, tiene los días contados...
Pero lo que se nos puede pasar de largo, es que esa deriva del espectador, esa metarfosis de los aficionados en público amorfo, ha sido y es alimentada desde hace muchos años por gran parte de la prensa, que ha defendido el espectáculo que se vive tarde tras tarde, con el fin de maquillar las maldades de los TAURINOS. Ya calló Barcelona y Quito se prepara para el carnaval de la "diversión". ¿Dónde queda la célebre frase lorquiana de "los toros son la fiesta más culta que hay en el mundo"?. No se sabe, pero lo cierto es que la fiesta como la hemos conocido o nos la han contado que fue, tiene los días contados...
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