Una tarde, en Las Ventas Marcial Lalanda, vio cómo el público enloquecía por un diestro de la línea que él llamaba estilista. A la salida, alguien le dijo: «Ha sido increíble, ¿verdad?» No advirtió la ironía de su respuesta: «Desde luego: increíble».
No hay comentarios:
Publicar un comentario