Anselmo González Climent, ha comentado así su personalidad y actitud artística: «José Cepero fue un cantaor que rondó lo que había de jerarquía y maestrazgo en la llamada por él época de oro del cante. Su largo testimonio del flamenquismo, su no despreciable contribución a algunas de las nuevas exigencias estilísticas (particularmente el fandango), y también, por qué no decirlo, expectabilidad humana, casi le permitieron el rango de maestro... Condicionado por un pasado al que no supo progresar, y vacilante frente a una nueva época de experiencias y riesgos, Cepero se movió dentro de los límites de un sobrio eclecticismo... Por lo mismo, cantaor sin influencia, Cepero no pudo acaudillar discípulos, por ser un curioso ejemplar de artista abstracto. Profundo, pero sin raíces individuales, cumplió decididamente su vocación de neoclásico. Su estilo objetivo, privado del juego de un yo claro, no suscitó antagonías ni excesivas admiraciones. Cernido en gris neutralidad flamenca, Cepero fue un respetable solitario».
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