Decir que ayer no pasó nada en Sevilla no sería justo, lo de ayer es el resultado de una suma descalabazada de acontecimientos, que está convirtiendo desde hace tiempo a la Maestranza en una feria más de pueblo que de primera. Veterinarios elegidos a deo, presidentes que dan la espantada al más puro estilo de Cagancho, orejas por torear con la pierna escondida y perifericamente, levitaciones del espectador con dos verónicas y una media del eterno Esperado, paisanaje por tres naturales, en fin, todo muy de pueblo y ojo que el pueblo es el que paga, pero en la Sevilla de la pasarela con todos tan monos y tan arregladitos, como que se espera otra cosa. Sin embargo, la realidad es que Sevilla se está convirtiendo en plaza de pueblo. Y a este tinglado, también le afecta como en casi todas las ferias el factor TORO. Con él llegó el escándalo de los E.R.E., es decir, Escasos de Raza Encastada.
Ayer pasó lo de siempre, que murieron cuatro romanos y cinco cartagineses, lo malo es que todos eran aficionados a los toros y ya no volverán. Esperemos que no maten también a la gallina de los huevos de oro.
Ayer pasó lo de siempre, que murieron cuatro romanos y cinco cartagineses, lo malo es que todos eran aficionados a los toros y ya no volverán. Esperemos que no maten también a la gallina de los huevos de oro.
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