Ayer nada más terminar, Oscar Reyes se tendría que haber ido a la Macarena y rezarle una salve, porque se salvó de puro milagro cuando el Alcurrucen en el par de banderillas, derrotó con el pitón izquierdo atravesándole la chaquetilla como si fuese un papel de fumar.
En ese mismo toro su compañero Francisco Javier Andana se desmonteró tras cuajar un par con los palos muy reunidos en la misma cara.
De los toreros, Oliva muy bien vestido estuvo acelerado con el único toro que dió alguna posibilidad y sólo se entregó de verdad en una tanda por la derecha. Pudo haber cortado una oreja de esas que da Sevilla y te quedas mosca. Pinar y Tendero sin suerte, se alejan del sitio de novedad que tuvieron el año pasado. De los Alcurrucen mejor no hablar, los Lozano mandaron a Sevilla una corrida descastada que sólo lucio fachada. Esperemos que Victorino hoy acierte y nos redima del calvario de los cerca de veinte bovinos que llevamos.
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