Corría el año 1970 cuando “El Pipo” y Curro Vázquez se encontraban alojados en un hotel de México. El diestro de Linares había decidido dar por finalizada su relación de apoderamiento con Rafael, decisión que le comunicó en aquel mismo lugar.
“El Pipo”, presa de la decepción y el despecho, no dudó en acudir hasta la cafetería del hotel, donde tomó más copas de las recomendables. Ebrio, quizá demasiado, subió hasta la habitación del toreo, se colocó frente al espejo y sacó una pistola del bolsillo.
Curro Vázquez, completamente atónito, observaba las lamentaciones de su apoderado, que no paraba de repetir ¡Qué pena, Pipo, qué pena! ¡Otro torero que se te va después de haberlo encumbrado! Mientras lloraba amargamente miraba de reojo a su torero para ver si la escenificación surgía el efecto esperado.
Finalmente no hubo víctimas que lamentar pues la pistola de “El Pipo” no tenía balas.
Lejos de suicidarse Rafael Sánchez “El Pipo” falleció el día 15 de noviembre de 1987 a consecuencia de una hepatopatía crónica.
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