Ni más grande ni más chico. Que acometa y tenga sus puntas limpias, que el que esté sentado en el tendido sienta, que el animal es una fiera a la que se le tiene respeto. El mismo que luego se le tendrá al torero. Es ese respeto, la piedra angular de este espectáculo. Diferente, donde la enfermería es para el hombre. No debe de entenderse la tauromaquia, con un toro al que hay que actuar como si de un lisiado se tratara. Más bestia y menos humanización del animal. Que el toro transmita respeto, para respetar al ídolo. Velocidad, rayo, rapidez...para que el torero "pare, temple y mande", a poder ser con la suerte cargada. Donde el "toreo en redondo" si se puede, sea la culminación del poder del hombre sobre la bestia. Que la muerte del toro sea un tributo bien pagado, no una fase lenta mortecina.
Respeto de los toreros, para que sean respetados. Vida donde la muerte toma sentido. Respeto...
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